La ducha es el momento ideal para hacer el autoexamen porque tus manos jabonosas resbalarán fácilmente sobre la piel mojada, facilitando así el reconocimiento de cualquier irregularidad.
En esta nota te mostramos el paso a paso y si detectás algo anormal no dudes en consultar con tu médico.Antes de entrar en la ducha, parate frente al espejo y busca cambios en tus senos. Primero levantando los brazos y luego poniéndolos en las caderas y rotando.
En la ducha enjaboná tus senos para que tus dedos se deslicen fácilmente.
Poné una mano detrás de la cabeza y explora con tus dedos realizando círculos, comenzando en la periferia hasta llegar al pezón..
Presioná suavemente los pezones y verificá si hay secreción..
No olvides examinar con tus yemas los costados de tus senos, las axilas y el área del cuello y pecho.
Al terminar la ducha, acostate en una cama boca arriba y examinate. El tejido mamario se vuelve más delgado y fácil de palpar.