Cuando te lavas las manos con agua y jabón, rodeas cualquier microorganismo de tu piel con moléculas de jabón. Las colas hidrofóbicas de las moléculas de jabón que flotan libremente intentan evadir el agua. En el proceso, se introducen en las envolturas lipídicas de ciertos microbios y virus, y las abren a la fuerza.
El lavado con agua y jabón es una de las prácticas claves de la salud pública que puede lentificar de manera significativa la tasa de contagio de una pandemia y limitar el número de infectados, lo que evita una sobrecarga desastrosa a los hospitales y las clínicas. Sin embargo, la técnica solo funciona si cada persona lava sus manos de manera frecuente y exhaustiva: genera una buena espuma, tállate las palmas y el dorso, frota tus dedos intercalándolos entre ellos, talla las puntas de los dedos contra las palmas y gira un puño jabonoso alrededor de tus pulgares.